Para Ficino en
su De vita triplici la melancolía surge de la distancia entre micro y
macrocosmos, de las diferencias que surgen entre una y otra cuando intentan
ajustarse, al romperse los vínculos analógicos entre ambas dimensiones, una
distancia que tenía que sortear el sujeto trascendente. El melancólico «es
consciente de su separación respecto del mundo, es un sujeto escindido,
múltiple, que añora la unidad perdida consigo mismo y con el mundo» (Ana Lucas, El
trasfondo barroco de lo moderno (Estética y crisis de la Modernidad en la
filosofía de Walter Benjamin).